Hoy quiero detenerme en hablar de otro tema que a menudo me comentáis durante las sesiones: “Mi madre cada vez va con las espalda más encorvada”; “A mi padre le digo que se estire y no me hace caso”, “Por más que le digo a mi madre que ande recta ella se agacha”, etc… Seguro que estos comentarios os suenan. Vamos a ver juntos qué es lo que está pasando.
En esta entrada vamos a ver cómo la Enfermedad de Parkinson puede afectar a la postura corporal y a la marcha de estos pacientes, así como el papel que la fisioterapia puede desempeñar en el tratamiento de estos síntomas.
¿Qué es el Parkinson?
Esto os lo explico mejor en la entrada ¿Qué es el Parkinson? Síntomas, causas y tratamiento. Pero de forma muy resumida os diré que, el Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que afecta al Sistema Nervioso y puede causar una variedad de síntomas motores y no motores. Los síntomas motores más comunes son el temblor, la rigidez muscular, la bradicinesia (lentitud de los movimientos) y las alteraciones del equilibrio y la coordinación.
Síntomas del Parkinson: ¿cómo afecta a la postura y a la marcha?
Tenemos que entender que al igual que aparecen otros síntomas durante el Parkinson, como por ejemplo el temblor de las manos, y los familiares comprenden que no es algo voluntario que el paciente pueda controlar, otros de los síntomas motores más comunes del Parkinson son la alteración de la postura y la marcha parkinsoniana, y de igual manera, no es algo que el enfermo pueda controlar.
En primer lugar, debemos saber que el buen estado de nuestra musculatura y el control motor son los pilares fundamentales para que cualquier persona pueda mantener una postura bien alineada al estar sentado o de pie.
En el caso de un paciente con Parkinson, la rigidez muscular y la falta de control motor hacen que la postura de la persona se vea afectada. Si tenemos todo esto en cuenta, podremos imaginar fácilmente que la forma de caminar de la persona con Parkinson también va a estar alterada, y que una vez más, no es algo que esa persona de forma voluntaria pueda cambiar, por tanto, no es que vuestro familiar no os quiera hacer caso, es que no puede mantener una posición erguida.
A menudo os llama la atención y no entendéis por qué durante la sesión de fisioterapia el paciente camina mejor y luego con vosotros “no quiere caminar igual”. Esto ocurre porque durante la sesión de fisioterapia hacemos mucho hincapié en el trabajo de control postural y ejercicios de coordinación y al ponerle a caminar tras realizar estos ejercicios el paciente mejora su calidad de marcha.
¿Cómo es la postura de una persona con Parkinson?
Inclinación hacia delante: Debido a la rigidez muscular que principalmente aparece en la musculatura flexora, los pacientes con Parkinson a menudo presentan una postura encorvada, con los hombros hacia adelante y la cabeza hacia abajo.
Cifosis: Esta postura encorvada a medida que la enfermedad progresa puede llegar a convertirse en una cifosis o “joroba”, esto sería una curvatura excesiva de la columna vertebral hacia delante, donde se ve afectada la correcta alineación entre cabeza, hombros y pelvis.
Pérdida de la simetría: Además, es frecuente que afecte más a un lado del cuerpo que al otro, por lo que nos podemos encontrar al enfermo con un hombro más subido que el otro o el tronco más inclinado hacia un lado.
De aquí la importancia de trabajar durante la sesión de fisioterapia la postura, ya que esta postura del Parkinson va más allá de lo estético. La postura del Parkinson puede afectar a la capacidad de los pacientes para realizar sus actividades diarias, como caminar o coger y levantar objetos.
¿Qué es la marcha Parkinsoniana?
Debes saber que esa forma característica de caminar que observas en el enfermo de Parkinson, es un patrón de marcha propio de esa enfermedad en concreto. Para los médicos y fisioterapeutas tiene tanta importancia esta manera de caminar y ha sido tan investigada que hasta le hemos puesto nombre propio: “Marcha Parkinsoniana” o “Marcha Festinante”.
La afectación de la postura, junto con otros síntomas del Parkinson, hace que los pacientes experimenten esta marcha parkinsoniana. Este tipo de marcha varía según progresa la enfermedad.
Al comienzo, lo más característico de la Marcha Parkinsoniana es la disminución del braceo al caminar, es decir, nos damos cuenta de que la persona balancea menos los brazos cuando camina.
Poco a poco la marcha se va volviendo más lenta, con pasos más cortos y arrastrando los pies. Podemos darnos cuenta de que las caderas y rodillas las flexionan menos.
En estadios más avanzados del Parkinson es cuando aparece la Marcha Festinante. Este tipo de marcha se caracteriza por pasos cortos y rápidos, ya que al caminar con el tronco flexionado hacia delante aceleran la marcha involuntariamente, como si estuvieran persiguiendo su centro de gravedad. Además aparecen los bloqueos, que dan lugar a una incapacidad para generar continuidad en la marcha. Estos bloqueos aparecen sobre todo al iniciar la marcha, al girar o al pasar por lugares estrechos, como puede ser al pasar por las puertas o al entrar en el cuarto de baño.
El 80% de las personas que sufren Parkinson en una fase avanzada presentan trastornos de la marcha.
La Marcha Parkinsoniana puede aumentar el riesgo de caídas y lesiones, lo que puede afectar significativamente la calidad de vida de los pacientes. Por este motivo es tan importante su correcta identificación y valoración. Además, debemos valorar el miedo a la caída en los pacientes, ya que puede provocar que el paciente no quiera caminar.
¿Cómo puede ayudar la fisioterapia en el tratamiento del Parkinson?
La fisioterapia es un pilar fundamental en el tratamiento del Parkinson y puede ayudar a mejorar la postura y la marcha de los pacientes. Desde la fisioterapia neurológica debemos evaluar el estado del paciente, su postura al estar sentado, de pie y al caminar. Además, debemos valorar el tipo de marcha y el riesgo de caídas que presenta el paciente. Una vez obtenida toda esta información podemos comenzar a trabajar con los pacientes de un modo completamente personalizado.
Principalmente la fisioterapia para el Parkinson va orientada a aumentar la fuerza muscular y la flexibilidad, mejorar la coordinación, ganar control motor para corregir la postura, reentrenar el equilibrio y reeducar la marcha.
Dentro de la reeducación de la marcha se puede trabajar con los pacientes para mejorar la longitud del paso, la velocidad y continuidad de la marcha y el balanceo de los brazos. Esto hará que reduzcamos el riesgo de caídas del enfermo.
Por otro lado, para mejorar la postura corporal, se deben realizar ejercicios de fortalecimiento de los distintos grupos musculares y ejercicios de estiramiento para aumentar la flexibilidad del paciente.
La inestabilidad postural y las alteraciones de la marcha parecen ser los factores que más predisponen a las caídas en la Enfermedad de Parkinson. En los pacientes que presentan estas alteraciones debe pautarse un tratamiento de fisioterapia destinado a la prevención de caídas.
Si estás preocupado porque detectas en ti o en un ser querido estos síntomas, no dudes en consultarnos para obtener más información sobre cómo podemos ayudarte en el tratamiento de la enfermedad y mejorar la calidad de vida.